La Universidad Autónoma Chapingo (UACh) alberga uno de los conjuntos murales de mayor envergadura del artista plástico Luis Nishizawa, realizado durante sus últimos años de actividad creativa. Esta obra, sin embargo, es una de las menos conocidas del prolífico pintor fallecido el pasado 29 de septiembre.
Nishizawa (1918-2014) tenía 88 años cuando, en agosto de 2006, emprendió una obra monumental con singulares desafíos técnicos y conceptuales: plasmar en un espacio de 173 metros cuadrados un discurso plástico alusivo al origen y desarrollo de la agricultura en México, así como al quehacer académico de la universidad ubicada en el Estado de México.
En 2005, la UACh —en colaboración con el Instituto Nacional de Bellas Artes— inició un proyecto de restauración de recintos históricos de la institución; uno de ellos era el edificio construido en 1924 que albergó la primera biblioteca de la Escuela Nacional de Agricultura, el cual se rehabilitaría para convertirse en sede del Consejo Universitario.
Luis Morett Alatorre, entonces director del Museo Nacional de Agricultura de la UACh y quien estaba a cargo de la recuperación de ese inmueble, presentó una propuesta para que este espacio no solo se renovara estructuralmente sino también pretendía que contara con obra plástica de un creador destacado. El recinto había sido catalogado como monumento artístico por su belleza arquitectónica pero también por contar con un conjunto de relieves escultóricos tallados por Xavier Guerrero y diseñados por Diego Rivera.
En entrevista con MILENIO, Morett Alatorre detalla que el campus universitario no solo resguarda obra mural de creadores tan relevantes como Rivera y Guerrero, sino también posee una invaluable colección de retratos de rectores universitarios realizados por José Clemente Orozco, Frida Kahlo y Gerardo Murillo, Dr. Atl, por mencionar algunos autores. “Desde que Rivera pintara sus murales en Chapingo habían pasado más de 80 años sin que la institución acrecentara su acervo artístico. La restauración de espacios universitarios era el momento para hacerlo”.
El académico, quien fungió como director del Museo de Agricultura hasta 2011, propuso la creación de una obra mural cuya temática diera cuenta de la labor de la institución: “Tendría que ser un poderoso y subyugante poema plástico en el que los paisajes natural y social sean abordados críticamente desde una perspectiva histórica”, escribió en ese entonces al Consejo Universitario.
Morett explica por qué se consideró a Luis Nishizawa para esta empresa: “Se trataba del último gran muralista formador de decenas de generaciones de pintores en México. No podíamos perder la oportunidad de tener un legado suyo”.
En agosto de 2006, Nishizawa inició la obra plástica junto con un equipo de colaboradores encabezado por los muralistas Alfredo Nieto, quien se desempeñó como coordinador técnico de la obra, así como Homero Santamaría y Miguel Ángel Suárez.
Morett recuerda la fortaleza y la dedicación del artista mexiquense a pesar de su edad: “Para las pinturas al fresco se requería trabajar sobre andamios, y era muy difícil disuadir al maestro Nishi de no subir a ellos”.
Anhelo por mejorar
El pintor y su equipo realizaron en un taller de la Escuela Nacional de Artes Plásticas dos murales en bastidores de madera entelada que después fueron montados en los cabezales del inmueble. La pintura localizada al poniente, explica Morett, representa el contexto social que dio pauta a la creación de instituciones como la Escuela Nacional de Agricultura, mientras que el mural ubicado al oriente es una síntesis de la Universidad de Chapingo hacia el futuro.
Además de los dos murales o cabezales, el también escultor elaboró 14 murales en paneles pintados al fresco. El discurso iconográfico de estas obras es complejo: en ellos se advierten elementos de origen prehispánico así como recursos alusivas a cuestiones genéticas en materia agrícola. En febrero de 2007 fue reinaugurado el salón del Consejo Universitario con una obra mural donde el “poeta plástico” dejó un legado invaluable que, en sus palabras, “representa al hombre y su anhelo por mejorar dentro de la estructura social del país”.
Manjar de patos
Al hablar de la bonhomía y generosidad del creador Luis Nishizawa, el académico Luis Morett evoca una anécdota. Antes de que realizara sus murales en Chapingo, el pintor fue invitado a exponer algunas de sus obras en el Museo de Agricultura. El artista accedió, pero preguntó por la cobertura de los seguros de las piezas. Con toda sinceridad, Morett le contestó que ni con el presupuesto anual destinado al Museo Nacional de Agricultura les alcanzaría para cubrir los seguros, pero que se comprometían a resguardar la obra bajo estrictas medidas de seguridad.
Nishizawa dijo: “Debe haber otra manera de solucionar la cuestión económica”. Luego de contarles que cuando era niño su mamá preparaba exquisitos platillos a base de pato, les sugirió soslayar el tema de los seguros a cambio de un manjar a base de patos. Así se pudo presentar la exposición en la UACh.
Información de Milenio.