La Universidad Autonoma Chapingo cuenta con una capilla que en algún momento funcionó como templo, hasta que en 1924 se convirtió en un santuario del trabajo del maestro Diego Rivera y por eso toma el nombre de Capilla Riveriana.

En sus paredes el muralista mexicano plasmó su pieza monumental titulada Tierra fecunda, producto del movimiento artístico-ideológico surgido después de la Revolución Mexicana.

La puerta de madera contrapone, en grabados, del lado izquierdo a los trabajadores de la tierra, los buenos, que triunfarán gracias a su esfuerzo y lucha por un mejor país. Mientras que las personas del lado derecho, los malos, tienen riqueza pero no progresarán porque sólo les interesa lo económico.

Al entrar a la capilla se observa, como punto de partida, la unión de la hoz y el martillo —los campesinos y los obreros—, símbolo del Partido Comunista.

La obra se divide en tres partes: del lado izquierdo, el tema es la lucha del hombre por la tierra; del derecho, la evolución de la madre naturaleza y en el centro, la comunión entre el hombre y la tierra.

La lucha

La parte correspondiente a la lucha del hombre por la tierra hace un homenaje a los trabajadores del campo que dedicaron su vida a defender sus cosechas para sobrevivir.

Rivera destaca todas las trabas a las que los campesinos tuvieron que enfrentarse durante la etapa de la Revolución, como el clero, los militares y la burguesía que los explotaba y humillaba.

A pesar de esto, en la representación de Rivera, no se dan por vencidos y levantan la voz para exigir sus derechos, logrando obtener un progreso ideológico en la sociedad.

La madre Tierra

Por su parte, las obras correspondientes a la evolución de la naturaleza comienzan con una pintura que representa a los cádaveres de Emiliano Zapata y su compañero de lucha, Otilio Montaño, quienes están fertilizando el campo mexicano, haciendo brotar de la tierra el maíz, alimentado por el astro rey: el sol.

Además de la tierra, el pintor mexicano también destaca a los otros tres elementos: fuego, aire y agua, como la base fundamental de la vida.

La serie termina con la escena de un campo fértil que otorga a los seres humanos los frutos necesarios para su existencia.

El Hombre y la Tierra

El mural que se ubica en lo que correspondería al altar de la capilla, es dedicado al paraíso, según el pintor. Eva se encuentra al lado de Adán, el cual lleva la manzana en su mano, para regresar al paraíso.

Entre ellos se encuentra un niño que simboliza el progreso y la llegada de las nuevas tecnologías. También se encuentra Prometeo, quien le está dando al hombre el fuego que le robó a los dioses.

Al centro aparece una mujer desnuda que está embarazada, símbolo de fecundidad, que en su mano derecha tiene una semilla de la cual brota una planta y la izquierda la tiene levantada para representar la paz porque terminó la lucha armada.

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